Las energías verdes están en auge en toda Europa y se espera que sigan creciendo en los próximos años. En los últimos años, los gobiernos europeos han estado trabajando para fomentar la instalación de infraestructuras de energías renovables. Lo que ha llevado a un aumento significativo de la cantidad de energía generada a partir de fuentes renovables en toda Europa.
Algunos datos de interés
Según la Agencia Internacional de Energía, la energía renovable representó el 34% de la generación de electricidad en Europa en 2020. Además, la capacidad instalada de energía renovable en Europa ha aumentado constantemente en los últimos años. En 2020, se añadieron 18,2 gigavatios (GW) de capacidad renovable en la Unión Europea, lo que elevó la capacidad total a 536 GW. La energía eólica y solar son las fuentes renovables más importantes en Europa, seguidas de la hidroeléctrica y la biomasa.
El informe sobre energía renovable de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) de 2020 indica que Europa ha avanzado en la consecución de sus objetivos de energía renovable para 2020. Actualmente se encuentra en el camino correcto para alcanzar el objetivo de un 32% de energía renovable para 2030.
A nivel de países, Alemania es líder en energías renovables en Europa, seguida de España y Reino Unido. Estos tres países representan el 60% de la capacidad total de energías renovables instalada en Europa.
No obstante, todavía hay desafíos en el camino hacia la transición energética en Europa. La intermitencia de la energía renovable sigue siendo un problema. Ya que las fuentes renovables no siempre producen energía constantemente, lo que puede dificultar la integración en la red y el suministro continuo de energía. Además, la dependencia de los combustibles fósiles sigue siendo alta en algunos países europeos.
Políticas alternativas
Para abordar estos desafíos, los gobiernos europeos han estado trabajando en políticas para fomentar la integración de infraestructuras de energías renovables en la red eléctrica. Para así, reducir la dependencia de los combustibles fósiles. La inversión en tecnologías de almacenamiento de energía también se ha convertido en una prioridad.
En conclusión, la situación actual de las instalaciones de infraestructuras de energías renovables en Europa es muy positiva. La cantidad de energía generada a partir de fuentes renovables ha aumentado significativamente en los últimos años. Y se espera que este crecimiento continúe en el futuro. A pesar de los desafíos que aún deben abordarse, los gobiernos europeos están trabajando para fomentar la transición verde. De este modo alcanzaremos una mayor dependencia de fuentes de energía limpias y renovables.
